El Catolicismo Oriental, también conocido como Iglesias Católicas Orientales o Iglesias Orientales Católicas, se refiere a un conjunto de iglesias cristianas que siguen la tradición litúrgica, teológica y espiritual oriental y están en plena comunión con la Santa Sede en Roma y el Papa como su máximo líder espiritual. Estas iglesias, aunque comparten la fe católica con la Iglesia Latina, tienen una rica herencia y tradiciones propias que reflejan la diversidad cultural y religiosa de las regiones del Oriente Cristiano.
Las Iglesias Católicas Orientales comprenden varios grupos, cada uno con su propia historia, liturgia, teología y estructura eclesiástica. Estas iglesias incluyen, entre otras, la Iglesia Maronita, la Iglesia Católica Copta, la Iglesia Siro-Malabar, la Iglesia Siro-Malankara, la Iglesia Caldea, la Iglesia Católica Armenia y la Iglesia Greco-Católica Ucraniana.
Una característica distintiva de las Iglesias Católicas Orientales es su diversidad litúrgica. Cada una de estas iglesias sigue un rito litúrgico particular, que puede ser de origen sirio, bizantino, armenio, alejandrino, caldeo o maronita, entre otros. Estos ritos litúrgicos no solo difieren en la forma de celebrar los sacramentos y los servicios religiosos, sino que también reflejan las ricas tradiciones espirituales y culturales de cada comunidad.
El término "uniatas" ha sido históricamente utilizado para referirse a las Iglesias Católicas Orientales debido a su proceso de unión con la Iglesia Católica Romana. En diferentes momentos de la historia, algunas de estas iglesias estuvieron separadas de la comunión con Roma debido a divisiones teológicas, políticas o culturales. Sin embargo, a lo largo de los siglos, muchas de estas iglesias buscaron restaurar la comunión con el Papa y la Iglesia Católica Romana, manteniendo al mismo tiempo sus propias tradiciones y rituales.
Es importante destacar que la Iglesia Maronita es una excepción notable, ya que ha permanecido en comunión con Roma desde su fundación en el siglo IV. Aunque sigue una tradición litúrgica y espiritual única, la Iglesia Maronita ha mantenido una estrecha relación con la Santa Sede a lo largo de los siglos.